LAS RUINAS DEL INGAPIRCA
Fray Gaspar de Gallegos, cura párroco de una localidad denominada San Francisco Pueleusi de Azogue que es cercana al sitio inca, escribe lo siguiente en el año 1582
"Se llaman generalmente los cañares, porque tres leguas de aquí está un pueblo que se llama Hatum Cañar que quiere decir en la lengua Inca "La provincia grande de los cañares"; y allí dicen que en tiempo del inca Huayna Cápac había grandes poblaciones de indios y que allí era la principal cabeza de estos cañares; y así parece, porque en el día de hoy hay grandes y muy suntuosos edificios, y entre ellos una torre muy fuerte..."
No se sabe a ciencia cierta cuáles fueron los fines para los que fue construido este edificio de origen Inca-Cañari. El único criterio en que coinciden varios historiadores y arqueólogos es que fue construido bajo las órdenes directas del que fuera inca Huayna Cápac, durante las campañas de expansión territorial y conquista de pueblos que el inca Túpac Yupanqui, su padre y antecesor como emperador del Tahuantinsuyo, iniciara años atrás hacia los territorios que hoy comprenden el sur del Ecuador.
Al parecer jugó un gran papel dentro de las estrategias militares incas, como puesto de avanzada y aprovisionamiento de las tropas hacia el norte del Ecuador, pero su más importante objetivo era, el de ser un lugar de adoración y veneración al sol, el máximo Dios Inca, constituyéndose así en un Coricancha, dedicado al ritual Inca.
Las ruinas de Ingapirca fueron excavadas y restauradas por una Misión Arqueológica de España entre los años 1974 y 1975. Esas investigaciones dieron origen a varias publicaciones de los arqueólogos José Alcina, Miguel Rivera y Antonio Fresco.
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